

Six poèmes de JLK / Seis poemas
Versión de Mario Martín Gijón
Lueurs audibles
La porte est grand ouverte:
on voit le gisement de lucioles de loin…
Le cœur de la ville engloutie
bat calmement dans l’onde,
et le silence se souvient…
Je navigue à l’étoile
sur le clavier muet
où, dès enfant, je m’exerçais
à l’écart de l’écart,
au milieu juste du milieu…
Tenir alors la note
dans la clairière du sommeil
m’aidait à voir, de loin,
ce qui là-bas semble en éveil…
Luces audibles
La puerta de par en par:
a lo lejos, un yacimiento de luciérnagas…
El corazón de la ciudad sumergida
late con calma entre las ondas,
y el silencio recuerda…
Navego bajo las estrellas
sobre el piano mudo
donde, de niño, me ejercitaba
al margen del margen
justo en medio del medio…
Mantener entonces la nota
en el claro del sueño
me ayudaba a ver, de lejos,
lo que allí parece despierto…
À l’instant qui s’éveille
Les morts, en moi, ne le sont pas...
Derrière vos yeux fermés
je nous revois dans les grands bois,
derrière l’ancien quartier…
Tu m’attends encore quelque part
où nous nous attardions
dans la lumière du soir -
sur ton visage un doux rayon
m’éclairait et m’éclaire encore…
Le temps n’est plus depuis longtemps
dans nos cœurs isolés:
chacun de vos noms m’est présent,
à chaque battement
de votre sang remémoré
je revis et revois
le cœur muet du temps secret…
Clairière en ceux qui s’émerveillent,
à jamais cet instant
instaure en nous ce doux éveil
qu’est celui du présent.
Al instante que se despierta
Los muertos, en mí, no lo están...
Detrás de vuestros ojos cerrados
os veo de nuevo, de pie, en los grandes bosques,
detrás del casco antiguo…
Tú me esperas aún en alguna parte
donde nos demorábamos
en la luz del atardecer -
sobre tu rostro un dulce rayo
me iluminaba y me ilumina aún…
El tiempo que no hay desde hace tiempo
en nuestros corazones aislados:
cada uno de vuestros nombres está presente,
a cada latido
de vuestra sangre recordada
veo y reviso
el corazón mudo del tiempo secreto…
Un claro en aquellos que se maravillan,
para siempre este instante
instaura en nosotros esta dulce vigilia
que es la del presente...
Comme un rêve éveillé
J’ai vu passer le lent cortège
des âmes aux lèvres grises,
j'étais avec elles et sans elles:
je portais des valises
pleines de mes diverses vies;
je regardais le défilé
des foules aux longs visages
passant et bientôt dépassés
par leurs ombres sans âge...
Immobile je me tenais
aux mains déjà tenues
des vivants qui ne l’étaient plus,
que je reconnaissais
sans parvenir à les nommer
tant ils étaient les mêmes,
tant ils étaient sous tant de masques,
tant ils me fuyaient du regard...
Ne nous oublie jamais,
jeunesse à jamais fantasque,
semblaient chanter en litanie
affligée et très pure
leurs voix comme sorties des murs
de mon rêve éveillé -
n’oublie jamais ta douce enfance,
ta mortelle innocence...
Como un sueño despierto
He visto pasar el lento cortejo
de almas de labios grises,
estaba con ellas y sin ellas:
llevaba maletas
llenas de mis vidas diversas;
miraba el desfile
de una multitud de rostros largos
pasando y en seguida superados
por sus sombras sin edad...
Inmóvil me aferraba
a las manos ya tenues
de los vivos,
que reconocía
sin llegar a poder nombrarlos
de tanto que eran los mismos,
de tantas máscaras como llevaban,
de tanto cómo me rehuían la mirada...
No nos olvides jamás,
juventud siempre caprichosa,
parecían cantar en una litanía
afligida pero muy pura
sus voces como salidas de los muros
de mi sueño despierto -
no olvides jamás tu dulce infancia,
tu mortal inocencia...
Hors les murs
Le Temps est une île au trésor…
Chaque instant se résume
à des océans déployés
par delà les brumes -
dès l’aube la rue est à nous,
qui descend jusqu’aux quais
par delà les tours d’illusion
où tout devient travail,
où tout devient enfantement...
Le Temps est cette île des morts
en nous depuis le jour
des brumeuses journées d’enfance
où tout nous apparut
comme jamais ensuite:
tout ce bleu par delà les toits,
ce roux des lointains volcans,
ce tintamarre des machines
suant l’huile odorante
dans les grands bâtiments en partance
par delà la première chambre…
Le temps est le bel oxymore
ignorant tout remords,
de l’immobile mouvement
et de tous les essors...
Extramuros
El Tiempo es una isla del tesoro…
Cada instante se resume
en océanos desplegados
más allá de las brumas -
desde el alba, es nuestra la calle
que desciende hasta los muelles
más allá de las torres de ilusiones
donde todo se vuelve trabajo,
o todo se vuelve parto...
El Tiempo es esta isla de los muertos
que hay en nosotros desde el día
de las brumosas mañanas de la infancia
cuando todo nos parecía
como nunca más después:
todo ese azul encima de los tejados,
ese rojizo de los volcanes lejanos,
El estrépito de las máquinas
sudando aceite aromático
en los grandes edificios que parten
más allá de la primera habitación…
El tiempo es un bello oxímoron
ignorando todo remordimiento,
del movimiento inmóvil
y de todos los apogeos...
Ce qui fut sera
(Pour L.)
Je voudrais tout recommencer,
et que tout soit pareil :
mon enfance aux tempes vermeilles,
à beaucoup s’ennuyer
durant les pluies d’été;
puis au seul de l’adolescence,
nouer des amitiés
jurées pour toutes les vacances…
Mon amour m’attendra là
dans le bar que tu te rappelles,
et par les allées des années
je ne reviendrai que pour toi;
et pour elles et pour eux,
et pour les tendres heures
à parler jamais de retour -
nous allons tout recommencer…
Lo que fue será
(Para L.)
Quisiera empezar todo de nuevo,
y que todo fuera igual:
mi infancia de sienes bermejas,
aburriéndonos como ostras
durante las lluvias del verano;
luego el umbral de la adolescencia,
anudar amistades
con juramentos de vacaciones…
Mi amor me esperará ahí
en el bar que tan bien recuerdas,
y por las avenidas de los años
no volveré sino por ti;
y por ellas y por ellos,
y por las horas tiernas
sin hablar jamás de retorno -
vamos a empezar todo de nuevo
Le silence des arbres
Tu ne pèses pas lourd,
mais ces os empilés,
ces mains qui décapitent,
ces fosses refermées,
ces murs dynamités
disent ce que tu es...
Nous qui n'avons de mots
que ceux que tu nous prêtes,
nous t'écoutons pleurer,
te plaindre, tempêter,
geindre puis menacer;
comme l'ange et la bête,
faire ce que tu hais…
Comme la femme au puits
ou le poète hagard,
nous restons éveillés,
mais nous ne disons mot
qui ajoute à tes cris
le vacarme du sang…
Cependant tu le sais:
tu sais notre clairière,
ton poids n'est qu'un refus,
le silence t'attend -
il n'est point de barrière
pour ce qui souffle en toi...
El silencio de los árboles
No pesas mucho,
pero esta pila de huesos,
estas manos que decapitan,
estas fosas cerradas,
estos muros dinamitados,
dicen lo que eres...
Nosotros que no tenemos palabras
salvo las que nos prestas,
te escuchamos llorar,
quejarte, atormentarte,
gemir y amenazar luego;
como el ángel y la bestia,
hacer lo que odias…
Como la mujer de los pozos
o el poeta aturdido,
permanecemos despiertos,
pero no decimos palabra
que vaya a sumarse a los gritos
al escándalo de la sangre…
Sin embargo tú lo sabes :
sabes nuestro claro en el bosque,
tu peso no es sino un rechazo,
el silencio te espera -
ya no hay barrera
para lo que sopla en ti.
Young Memories
Nous avions vingt ans d'âge
et le vent jeune aussi,
la nuit au sommet de l'île
nous décoiffait et sculptait nos visages
de demi- dieux que partageait
l'amoureuse hésitation,
sans poids ni liens que nos
ombres dansantes
enivrées au vin de Samos,
les dauphins surgis de l'eau claire,
nos impatiences enlacées,
un consul ivre sous le volcan
et le feu du ciel par delà le dix-septième parallèle...
Et partout, et déjà,
défiant toute innocence,
les damnés de la terre
plus que jamais déniés;
et si vaine la nostalgie
de nos vingt ans,
en l'insolente injonction de nos rebellions...
C'était hier et c'est demain,
et nos vieilles mains sur le sable
retracent en tremblant les mots
qui se prononcent les yeux fermés
au secret des clairières.
(San Francisco, Nobhill, ce 21 avril 2017)
Young Memories
Teníamos veinte años
y el aire también joven,
la noche sobre la isla
nos despeinaba y esculpía nuestros rostros
de semidioses que compartían
la duda enamorada,
sin peso ni lazos salvo nuestras
sombras danzantes
borrachos del vino de Samos,
los delfines surgidos de las aguas transparentes,
nuestras impaciencias enlazadas,
un cónsul ebrio bajo el volcán
y el fuego celeste más allá del paralelo diecisiete...
Y por todas partes, y ya,
desafiando toda inocencia,
los condenados de la tierra
negados más que nunca;
y tan vana la nostalgia
de nuestros veinte años,
en el insolente requerimiento de nuestras rebeliones...
Era ayer y es mañana,
y nuestras manos ancianas sobre la arena
vuelven a trazar temblando las palabras
que se pronuncian con los ojos cerrados
en el secreto de los claros del bosque.
(San Francisco, Nobhill, 21 de abril de 2017)
Jean-Louis Kuffer (Lausana, 1947) es un escritor, periodista y crítico literario suizo. Durante medio siglo ha ejercido la crítica literaria en diarios como La Tribune de Lausanne, La Liberté de Fribourg, la Gazette de Lausanne, o Le Matin. Entre 1976 y 1994 dirigió la colección « Contemporains » en L’Âge d’Homme, la editorial más importante de la Suiza francófona, en estrecha colaboración con su director, Vladimir Dimitrijevic. Fue uno de los fundadores, en 1992, de la revista Le Passe-Muraille, que sigue viva en formato electrónico. Asimismo mantiene desde 2005 dos blogs literarios, Carnets de JLK y Lectures du monde. Entre sus más de treinta libros pueden destacarse las novelas cortas Le Pain de coucou (Premio Schiller, 1983) y Par les temps qui courent (Premio Edouard-Rod, 1986), los poemarios Le Sablier des étoiles. Fugues helvètes (1999) o La Fée Valse (2017), así como la novela Le Viol de l’ange (1977). Jean-Louis Kuffer es asimismo un notable autor de diarios, donde refleja a la vez el bullicioso mundo literario de la Suiza romanda, su amistad con poetas como Georges Haldas o Jacques Chessex, o su rico mundo interior, en constante evolución. Entre sus volúmenes de diarios y crónicas destacan L’Ambassade du Papillon. Carnets 1993-1999 (2000), Les Passions partagées: Lectures du monde, carnets 1973-1992 (Premio Boudry, 2004), Les jardins suspendus, lectures et rencontres 1968-2018 (2018). Su último libro se titula, irónicamente, Nous sommes tous des zombies sympas (2019).
Images: JLK dans la librairie mythique City Light Books, à San Francisco, en 2017. Mario Martin Gijon de passage en Lavaux, en 2022.